Mi experiencia con la meditación

Sergi Benet
6 min readSep 28, 2020
Postureo junto a Chris y Alex haciendo paddle surf.

Teniendo en cuenta que mi madre lleva más de 25 años practicando meditación, se podría decir que siempre me he resistido “un poco”, ya que no ha sido hasta este año que me he puesto algo más en serio.

En 2011 lo probé por primera vez guiado por una persona del equipo de mi madre. Con ellos lo hice apenas 5 o 6 veces, pero no fue hasta 2016 que lo probé por mi cuenta.

Esa vez lo hice mediante Headspace, una app que te ayudará a meditar aunque te esfuerces en no hacerlo.

Las primeras veces, el gran reto era conseguir llegar a los 5 minutos. En 2016 era totalmente gratis y había mucha “gamificación” que premiaba el uso, así que me enganché una temporada.

Me sentí bastante iluminado con mis 5 minutillos diarios durante alguna que otra semana.

Yo después de meditar 5 min

Incluso nos llegamos a “picar” alguna vez con Chris Erthel (el de la 1a foto), mi partner de frikadas, entre las cuales destacaría la de hacer ayuno durante más de 48h, la de comer solo fruta y verdura durante una semana entera o la de dormir en el suelo sin nada más que la ropa puesta. Así, porque sí.

Para entender el grado de “iluminación”, una noche que me quedé a dormir en casa de la chica con la que estaba empezando, le propuse meditar juntos. Y se lo solté tal cual, sin lubricante ni nada. Creo que le chocó tanto, que accedió sin pensar. O quizá sí pensó, pero que se trataría de algún tipo de broma.

Después de 4 años, todavía hoy me sigue aguantando, así que que tampoco fue tan mal.

La bromita de la meditación nos duró unos días, literal. Pasamos de 4 noches seguidas a una vez por semana y luego, desapareció totalmente de nuestras vidas.

Hasta este año.

Algunos marrones personales + alguna que otra pandemia mundial, me pegaron muy fuerte durante los inicios de 2020.

Pasé varios días un pelín bloqueado, pero en cuanto empecé a levantar cabeza, me puse a trabajar en mi mente como un loco.

Devoré varios libros, podcasts y vídeos de psicología, mente y crecimiento personal. Leí a Joe Dispenza, Viktor Frankl, Tony Robbins, Bishop, Wayne Dyer, etc.

Probé varios psicólogos, coachs y métodos alternativos, como breathwork y KAP, pero lo que más se repetía en todos lados era la importancia de la meditación. Así que empecé a meterle caña y desde entonces, lo hago casi cada día.

Suelo hacer 10 minutos casi cada día y de vez en cuando, intento alargar un poco más. Mi récord está en algo más de 50 minutos, sin alarma, viendo colores, con escalofríos y casi flotando. Todo muy “normal”.

Como cuando entreno fuerza o cardio, meditando también tengo días mejores y días peores. Hay días que me apetece mucho y me resulta muy agradable y otros que acabo pensando en lo que haré mañana, lo que comí ayer o cuánto faltará para que suene la p** alarma.

Sigo leyendo sobre los beneficios y cuanto más hablo del tema, más gente descubro que lo practica. Y no solo yoguis o amantes del incienso. Todo tipo de gente. Incluso gente normal.

La curiosidad por el tema, las ganas de seguir aprendiendo y los marrones que no querían dar tregua, me pusieron entre ceja y ceja el objetivo de realizar algún retiro antes de acabar el verano.

Empecé a dar voces y pedir opiniones a conocidos. Me planteé los 10 días de Vipassana, pero después de hablar con algunos amigos que lo habían probado, opté por ir un poco más despacio.

El elegido fue el retiro de Meditación Kadampa en Montserrat. Empezaba el viernes por la tarde y acababa el domingo a las 2pm.

Algunos datos:

  • Casa rural — templo budista
  • Comida vegetariana
  • Móviles desconectados
  • Tienda de campaña
  • 11pm luces fuera y a la cama

Lo de los móviles no era obligatorio, pero queríamos hacerlo desde hacía mucho tiempo y era el momento perfecto.

La tienda también era opcional, pero nos apetecía “conectar” más con la naturaleza. Luego nos arrepentimos un poco.

La primera sesión de meditación duró unas 2 horas y consistía en algo de introducción a lo que sería el retiro, algo de historia de la maestra, algunas analogías y varias meditaciones que creo que duraban entre 10 y 30 minutos. Medio guiadas, medio en silencio absoluto.

Todas las sesiones se realizaban en el templo, que no era más que la sala grande de la casa rural adaptada para la ocasión.

Tanto la casa como el templo, estaban en muy buenas condiciones. Se ve todo muy cuidado y limpio.

La zona de acampada, era más o menos, el jardín de la propia casa y justo en una zona que no había ni césped, así que la experiencia fue un poco dramática.

Pensamos que un par de esterillas serían suficientes y con el calor que hacía en Barcelona, no cogimos ni sacos de dormir, por lo que acabamos durmiendo casi directamente en el suelo de piedra.

Para rematar, en 2020 no había llovido mucho así que el universo quiso soltarlo todo el día que decidimos acampar en una tienda Quechua de 1'20x2. Cayó lo que para nosotros pareció el diluvio universal. Literalmente, nos asustaba que el jardín se inundara estando nosotros en medio.

Los truenos también sonaban como si estuvieran dentro de la tienda, por si nos aburríamos o nos entraba sueño a pesar de las piedras en la espalda.

Total, que conseguimos cerrar los ojos una hora o dos máximo. A las 7:30 estaban sirviendo el desayuno y ya nos levantamos.

El resto del día, con bastante sueño, pero aguantamos mejor de lo que esperábamos. Meditaciones, paseos, infusiones y mucha tranquilidad.

La última meditación del día, vuelve a ser la de la maestra y consigo avanzar mucho a pesar del sueño*. Consigo sentir una paz brutal, me olvido totalmente de mi cuerpo y no me muevo ni un milímetro sin esfuerzo ni dolor. Sin apoyar la espalda y bastante tieso.

*Nota: Para cuando entra sueño, recomiendan erguirse más, levantar un poco más la cabeza e incluso, dejar los ojos un poco abiertos de manera que entre algo de luz sin llegar a ver del todo.

Nos salvan la segunda noche dejándonos colchones viejos que nos van de perlas para la tienda. Esta vez no llueve tanto y conseguimos dormir del tirón hasta las 8.

Día muy similar: desayunar, meditar, pasear, comer y última meditación en la que se juntan con otros templos del mundo en streaming.

Alguna analogías que me gustaron durante el fin de semana:

  • Un croissant de chocolate te puede gustar mucho, pero cuando llevas muchos, cada vez te apetece menos. Empacha y puede sentar mal. Es un placer que tiene límite. La meditación, en cambio, mejora cuanto más la practicas. No tiene límite.
  • Encontrar el equilibrio en la concentración. Igual que con una pastilla de jabón, que si aprietas mucho, sale disparada y si aflojas demasiado, se cae.
  • Un avión cuando despega, al principio se mueve mucho, mientras atraviesa las primeras nubes, hay turbulencias y empeora la visibilidad, pero luego se ve el cielo azul, el sol, mucha luz, claridad y paz. Con la meditación puede ocurrir algo similar.

En general, experiencia agradable a pesar del tema tienda y sueño. Meditar durante más de 20 o 30 minutos no es fácil, pero vale la pena intentarlo.

Igual que ocurre con el deporte, los resultados no son inmediatos, pero es una forma de entrenar la mente, mejorar poco a poco, e ir recuperando el control de lo que pensamos. Entre otros beneficios, como reducir el estrés, la ansiedad o la ira.

Si no lo has hecho nunca, recomiendo empezar con alguna de las apps que más lo están petando, como Calm o Headspace, ya que suelen poner las cosas fáciles para empezar.

Apps de meditación más descargadas durante 2020.

Y si crees que desde mi “dilatada” experiencia puedo ayudar en algo, ¡escríbeme!

Mi intención es la de seguir practicando, al menos estos 10 minutos casi diarios. Espero poder hacer update en un tiempo y no tener que confesar que lo dejé a las 2 semanas, porque de momento, me está gustando bastante y creo que es muy positivo.

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